La salud oral familiar
Las familias educamos a nuestros niños y adolescentes en valores, educación emocional, educación para la salud… Dentro de esta educación para la salud también es necesario que se encuentre la educación alimentaria.
Las comidas en familia tienen un gran potencial como espacios de aprendizaje: aprendizaje de hábitos saludables, de hábitos de higiene, de hábitos de alimentación cultural, de sostenibilidad,…
Los hábitos alimenticios que se adquieren en la infancia repercuten directamente en la salud actual y futura, y también en los hábitos que mantendrán a lo largo de la vida. Así, hay que procurar que los menús que les ofrecemos sean lo más saludables, equilibrados y adecuados a las necesidades nutricionales de cada etapa.
- Yogur natural en lugar de azucarado.
- Pa integral en lugar de pan blanco.
- Pasta y arroz integrales en lugar de pasta y arroz blanco.
- Consumir aceite de oliva virgen extra.
- Evitar frituras.
- Disminuir la sal e introducir especias.
- Carne roja y procesada: las nuevas guías de alimentación recomiendan disminuir mucho el consumo de este tipo de carne, reduciéndola a un consumo esporádico en vez de habitual.
- Pez: diversificar el consumo de pescado, e incluir pescado azul tipo caballa, jurel, boquerones, sardina, etc.
- Legumbres: Cuando se ofrece un primer o segundo plato de legumbres no es necesario acompañarlo de otra fuente de carbohidratos ni de proteínas ya que las legumbres ya son muy ricas en ambos nutrientes, aparte de aportar fibra, vitaminas y minerales. Se pueden ofrecer primero platos de estofado de legumbres con hortalizas, curry, ensaladas de legumbres…
- Descubrir nuevas fuentes de carbohidratos: para enriquecer la cultura gastronómica y nutricional de los niños es recomendable explorar más fuentes de carbohidratos más allá de pasta, pan, patata y arroz. Se pueden utilizar otros cereales y pseudocereales (milo, avena, trigo sarraceno, quinoa, etc.) así como otros tubérculos (moniato, nabo, chirivía, etc.).
- Por salud y sostenibilidad se recomienda introducir a los niños a las alternativas de proteína vegetal al menos 1 vez por semana, ya que es importante que se acostumbren y las incorporen como alimentos habituales (tofu, seitán, tempeh, soja texturizada, hamburguesas caseras de legumbres, falafeles,…).